Cuando la nostalgia me pone melancolico, y el veneno de mis venas no encuentra el antidoto. Cuando la melancolia se vuelve en colera, y la violencia venenosa revienta mis arterias. Cuando los rencores desafian al dolor, desterrando la capacidad de sentir. Cuando la memoria decapita la voluntad y la vuelve arrebato sin remedio. Cuando veo el rostro de la traicion, le doy gracias a Dios por esos dolores que me hacen sentir que aun sigo vivo.
lunes, 3 de septiembre de 2007
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