jueves, 26 de abril de 2007

Vivir en demosgracia'

Ayer tuve la suerte de viajar en subte en el temible horario pico. Viaje bastante bien desde Congreso hasta 9 de Julio, hasta que emboque la combinación y me meti en la linea B con direccion a Los Incas. Fue como experimentar corporalmente, de que se trata un recorte ejemplificador de la idea de un pais unido. Bien unido. Fueron cerca de 20 minutos abrochado al calor desconocido y agradeciendo, extrañamente, no haber encontrado un lugar donde sentarme (sino la salida hubiese sido realmente un desafio).
Cerca mio alguien dijo “viajamos como ganado”. Yo creo que en algun sentido el ganado viaja mejor que nosotros. Aunque el pobre ternerito no sepa su destino, es seguro que sale vivo de su ocasional transporte, cosa que nosotros no podemos darnos el lujo de asegurar. Tampoco sabemos si vamos a poder bajar en la estacion que pretendemos. Es increíble la desesperación de la gente en cada abrir y cerrar de puertas, ya sea para subir o bajar. Empujones, tironeos, dudas, indignación, prisa. Es un panorama que invita seriamente a la reflexion. Hay gente que pasa por eso todos los dias, a veces varias veces por dia. Tiene sentido potenciar de esa manera el descontento social? Es realmente un problema sin solucion? Se arregla algo subiendo las tarifas? Puede la gente reemplazar ese medio de transporte? Seguramente son muchas las preguntas que nos podemos hacer. Y no solo sobre el subte.
Pero si algo tiene de bueno un servicio como este, es que en todo lo malo que encontramos, podemos rescatar su carácter fugitivo. Un castigo encubierto. Por estar bajo tierra no lo consideramos hasta que lo sufrimos. Es una contaminación visual de la que zafamos al menos mientras nos movemos en el mundo superficial. En el mundo de la democracia.
Encima cuando logre subir a la superficie, en mi caminata apresurada pise un soruyo. No me molesto, dicen que trae suerte.

1 comentario:

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Diariamente uso varios medios de transporte.
Colectivo, Subte, auto, taxi y a veces el tren.
Es desesperante, pero hace un tiempo que me pongo el mp3 o leo un librito y me abstraigo. Eso sí, aumentar las tarifas no cambia nada.

Abrazo de Blog.